Cuatro camionetas custodiadas por la Policía de Colombia cruzan el arco de acceso al Parque de la Salud. Una veintena de personas espera bajo la lluvia. – Va a cruzar por el puente. Segundos después, corren; la llegada finalmente será por el parking del restaurante. Entre paraguas que se chocan y guardaespaldas que tropiezan, Francia Márquez aparece sonriente. Puede ser la primera vicepresidenta afrodescendiente de Colombia. – ¡Que viva Francia Márquez!, corean. Le espera la comunidad de Pance, un corregimiento cercano a Cali, la tercera ciudad del país. Junto al restaurante se escucha de fondo el río Pance; reconocido por la Justicia como sujeto de derechos. Una resolución para enfrentar amenazas medioambientales. Francia Márquez cierra su campaña en un desayuno con la comunidad de Pance. © Benjamin Hémar / France 24 Francia Márquez preside un desayuno común y corriente: huevos, arroz, fruta y una cazuela de frijoles. El ambiente empieza frío y tímido. Los asistentes, uno a uno, agradecen la visita, pero también le hacen sus peticiones para cuando gobierne si Gustavo Petro llega a la Casa de Nariño. En las comunidades de Colombia, la palabra es sagrada. Márquez conoce bien las dinámicas y escucha uno a uno a los asistentes. En una mano la cuchara, en la otra un bolígrafo para tomar notas. De vez en cuando interrumpe al orador: – No queremos que te coloquen como una embajadora para pasearte por el mundo. Queremos que seas la embajadora, sí, pero de las comunidades. – Tranquilo, que yo no dejo que me coloquen en ninguna parte, responde. Francia Márquez desayuna con la comunidad de Pance en su cierre de campaña. © Benjamin Hémar / France 24 Francia Márquez nació en el departamento del Cauca, en la comunidad de Yolombó, en Suárez, en la cordillera occidental. Está ubicada cerca del Océano Pacífico, donde hay una de las mayores concentraciones de población afrodescendiente del país. Allí empezó su lucha, a los 13 años, con el objetivo de defender a su comunidad de la minería, que afectaba el río Cauca y el río Ovejas, colindantes a su comunidad. Una lucha que tuvo su cúspide con ‘La marcha de los turbantes’ en 2014. Francia Márquez lideró una expedición junto a más de 80 mujeres, caminando 600 kilómetros hasta Bogotá. Se tomaron la sede del Ministerio de Interior y lograron que 27 Consejos Comunitarios fuesen sujetos de reparación colectiva. En 2018, Francia Márquez ganó el Premio Goldman, el considerado Nobel del medio ambiente. – Cuando yo defiendo a mi comunidad, cuando Pance defiende su río, no lo hacemos solo por los colombianos, sino también por ustedes. Francia Márquez habla a la comunidad de Pance. © Benjamin Hémar / France 24 Un profesor le hace entrega de más de 100 cartas de niños de la comunidad. Una señora mayor le explica la labor de la asociación de mujeres a la que pertenece. Un señor del Partido Conservador le dice públicamente que lo ha convencido. – No vayan a creer que nuestra vicepresidenta no está preparada. El 13 de marzo, en las elecciones primarias para escoger el candidato presidencial de la derecha, centro e izquierda, Francia Márquez obtuvo la tercera mejor votación, superando los 700.000 sufragios . El gran ganador de esos comicios, Gustavo Petro, la escogió como su fórmula vicepresidencial. Desde ese día aumentaron los ataques racistas y los cuestionamientos a su falta de experiencia política y económica. Los críticos aprovechan recurrentemente una metedura de pata para amplificar este discurso, después de que Francia Márquez asegurase que Colombia importa huevos de Alemania. Su irrupción en política fue en 2020, cuando decidió postularse a presidenta de Colombia con su movimiento ‘Soy porque somos’. Parte de la filosofía ‘ubuntu’ africanista, en la que uno construye su humanidad junto a el otro. – La élite no concibe que una mujer negra que debería estar limpiando sus casas y cuidando a sus hijos, ahora vaya a ser su vicepresidenta. Aceptarían a Gustavo Petro, pero no a Francia Márquez, porque no hablo como ellos, porque hablo como la gente humilde, como la gente de la mano callosa. Hace un año Colombia vivía un estallido social. Cali, la tercera ciudad del país, era el epicentro, y en uno de los barrios más marginados de la ciudad, Siloé, Francia Márquez podía entrar sin su esquema de seguridad para abrazar a las madres que habían perdido a sus hijos en las protestas. Francia Márquez, candidata a la vicepresidencia de Colombia, cuenta con un robusto esquema de seguridad, debido a las amenazas recibidas. © Benjamin Hémar / France 24 Las cosas han cambiado. En este desayuno íntimo, una decena de personas velan por la seguridad de Francia Márquez, también policías con armas largas. Como lideresa social, fue víctima de atentados; en la primera vuelta de la campaña recibió amenazas, que por momentos interrumpieron sus actos. La frialdad del inicio muta en una nueva fuerza, ayudada por los frijoles y el fin de la lluvia. Coincide con el momento en el que Francia Márquez toma la palabra y trata de romper los esquemas mentales. Por ejemplo, dice que las mujeres colombianas son conservadoras. – Solo las que hemos vivido un proceso de politización sabemos lo que significa Rodolfo Hernández, explica. Es su rival a batir el domingo 19 de junio en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Rodolfo Hernández llegó a decir que la primera dama debía apoyar al presidente desde casa. Un discurso contra el que responde con virulencia Francia Márquez, quien, primero, quedó embarazada a los 16 años y, después, sola, tuvo que sacar adelante a sus dos hijos. De sus propias vivencias parte la voluntad de representar a «los nadie», tomando prestado el concepto de un poema del escritor uruguayo Eduardo Galeano Francia Márquez, una «nadie» que hoy representa a muchos, se ha convertido en un fenómeno en el extranjero, con apoyos públicos como el del rapero estadounidense Snoop Dog o de la filósofa Angela Davis. – ¡Las mujeres de Brasil, Uruguay, Chile; las mujeres de África, me están mirando! Francia Márquez conversa con personas de la comunidad de Pance. © Benjamin Hémar / France 24 También le miran las mujeres indígenas. Por la tarde, la cita es en el centro de Cali, donde vivió desplazada por el conflicto y se graduó en Derecho. Aida Quilcué, senadora electa indígena nasa, ha organizado un evento de mujeres. Hay varios conciertos como el de Laura Mare, una cantautora de Medellín. – Francia Márquez va a abrir espacios de poder para muchas personas y después de vicepresidenta será presidenta. En la campaña de esta segunda vuelta, Francia Márquez no se mueve de Cali y el suroccidente del país, su bastión. En las comunidades donde hay más de un 75 % de población afro los votos de la izquierda crecieron un 0,5 %, como por ejemplo, en el municipio de Timbiquí, de 21.000 habitantes, donde el 95 % de los votos fue para Gustavo Petro y Francia Márquez. Las mujeres, uno de los votos que busca Francia Márquez para ser vicepresidenta. © Benjamin Hémar / France 24 Son territorios con baja participación, por lo que sus estrategas todavía ven techo para crecer en votos. Buscan la identificación, como con Mónica Varela, una de sus votantes afrodescendientes que asiste al evento. –Es muy importante porque nunca han dejado llegar a una negra al poder, dice. Cuando Francia Márquez habla, las asistentes callan y escuchan. En sus palabras está la emoción de toda una vida. En la pausa entre frases, no falla: pañuelo al viento y el jaleo del centenar de mujeres presentes. – Soy Francia Márquez y quiero ser su vicepresidenta, lanza. Terminado el discurso, la lluvia vuelve a hacer presencia. La muchedumbre se agolpa en torno a Márquez. Buscan una foto, otros se conforman con tocarla. De fondo todavía suena el eco de un concierto, donde una cantante grita: «El pueblo unido jamás será vencido». El fenómeno de Francia Márquez en Cali. © Benjamin Hémar / France 24 Su equipo de seguridad le hace un cerco y en un baile de multitudes, llega hasta el coche. Después, la gente se refugia del agua en los toldos donde tuvo lugar el evento. Un grupo de indígenas, se acerca, tienen algo que decir: – Francia Márquez es como nosotros.