El nuevo milagro que se le atribuye al médico de los pobres tuvo lugar en Miami, Estados Unidos. Se trata de un señor venezolano que estaba dado por muerto, recluido por un problema renal y misteriosamente se salvó.
Esta curación milagrosa atribuida al doctor José Gregorio Hernández, ya pasó por el estudio de la comisión diocesana, ha sido llevada al Vaticano, y presentada tanto por el administrador apostólico de Caracas, Monseñor Baltazar Porras, como por el vicepostulador de la causa, el padre Gerardino Barrachini en la congregación para la causa de los santos.
Ahora, será estudiado por tres comisiones, una médica, otra de teólogos y luego una de cardenales. Finalmente, se le entregará al Papa, quien tiene la potestad de firmar el decreto y proclamarlo santo.
Si finalmente se aprueba este segundo milagro, José Gregorio se convertirá en el primer santo laico venezolano elevado a los altares.
En el mundo médico venezolano no existe persona de la que se haya escrito más que de este ilustre trujillano, la vida de José Gregorio Hernández demostró que cuando la persona usa su inteligencia para descubrir nuevas tecnologías, está haciendo aquello para lo que Dios lo ha dotado y mandado.
José Gregorio entendió que el hombre es un ser creado a imagen y semejanza de Dios, así pues todos los descubrimientos, todos los cambios científicos, políticos, económicos y técnicos, tienen que estar al servicio de ese centro de la creación que es la persona humana.
De José Gregorio Hernández podemos decir que fue un cristiano por la fe sembrada por sus padres desde muy pequeños y alimentada por él a través de la oración, de la misa diaria, del rezo del rosario, la meditación, las visitas a Jesús Sacramentado, y a través de todo esto llegó al conocimiento de la realidad de Dios como uno y trino. El doctor Hernández fue prudente en todos los aspectos de su vida, no dejó que nada ni nadie enturbiara su visión de la realidad, más bien estuvo siempre al servicio de Dios, siempre se esforzó para que sus decisiones se basaran en la verdad de las cosas.
A José Gregorio Hernández lo podemos llamar como un cristiano justo, porque vivió en la verdad con el prójimo y además se destacó por la virtud de la fortaleza, siempre estuvo dispuesto a sacrificarse por enseñar, vivir e implantar la justicia. Fue un hombre comedido, nunca permitió que su ambición y su afán de placer llegarán a obrar ni desordenada ni antinaturalmente. Su obra cumbre en el terreno de la ciencia, lo que lo colocó entre los grandes maestros de la medicina fue su obra docente, ese maestro insigne que supo ser inspiración y símbolo para cantidad de discípulos que enaltecieron su memoria llevando sabiduría, decoro y honestidad a todos los rincones de Venezuela.
Desde entonces, se empezó a reconocer la enorme y fecunda labor del doctor José Gregorio Hernández, sus actividades eran multiples y muy variadas y sin dejar de ser él mismo, supo ser a la vez científico connotado, profesor erudito, medico eminente y sabio, investigador infatigable, filosofo profundo, artista de una sensibilidad muy refinada, ciudadano intachable y sobretodo hombre con grandes cantidades de cualidades y virtudes con la mirada siempre puesta en Dios, porque él estaba convencido de que con Dios ¡siempre ganamos!
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