En Costeti, un pequeño pueblo situado al sur de Rumanía, a 125 kilómetros de Bucarest, un valle de rocas asombra y desconcierta a los científicos. Estas rocas se conocen en rumano como Trovants, que, traducido al español, significa ‘piedras que crecen’. En apariencia, son simples rocas, pero sus características extraordinarias hacen que puedan moverse o aumentar de tamaño por el efecto de la lluvia.
La capacidad que tienen las rocas de este valles de crecer y multiplicarse ha llevado a que los minerólogos las hayan catalogado como «únicas en todo el planeta».
Historia de las Trovants
Su origen se remonta, aproximadamente, a unos 6 millones de años atrás. Nacieron siendo piedras pequeñas y con el paso del tiempo han ido ganando tamaño, hasta el punto de que algunas han alcanzado incluso los 10 metros de altura. Según los especialistas, tardan unos mil años en crecer entre 4 y 5 centímetros.
Para lograr entender este suceso, varios científicos extrajeron algunas muestras de las piedras, donde encontraron una estructura más parecida a la de los árboles que a la de las rocas. En su interior pueden apreciarse una serie de anillos colocados sobre capas, lo que permite calcular su edad.
Actualmente, estas piedras se encuentran protegidas por el Museo Trovant, desde donde afirman que las rocas están compuestas de arena sedimentada de una cuenca formada hace seis millones de años. Además, aseguran que «junto a las arenas se han acumulado carbonatos en exceso, que cuando llueve presionan a las capas inferiores de sedimentos y las hacen aflorar hacia el exterior, creando las protuberancias».
Capacidad de reproducción
Los científicos aseguran que estas sorprendentes rocas pueden respirar, se reproducen y hasta tienen pulso, e incluso han logrado detectar cuánto tiempo pasa entre una respiración y otra.
Se estima que pasan hasta tres semanas entre cada respiración y que el pulso solamente puede detectarse con equipos de alta sensibilidad. Han demostrado además que las rocas se trasladan de promedio 2,5 milímetros cada dos semanas.
A pesar de las investigaciones realizadas en estas rocas, este misterioso fenómeno es catalogado como una forma inorgánica de vida. Algunos científicos consideran que «son formas de vida con una conciencia propia», mientras que otros creen que pueden ser formas de vida extraterrestre que habrían llegado a la Tierra mediante una singular lluvia de meteoritos. Hay también quien afirma «sentir la energía» de estas «piedras mágicas» cuando se está en su presencia.
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