Aunque (la sexualidad) es un tema, en teoría, muy difundido; desde el punto de vista de salud pública, la realidad difiere de los innumerables documentos, políticas públicas y planes de abordaje orientados al goce responsable de la misma. Se pone entonces, en evidencia que, más que una sociedad dispuesta a aplicar conocimientos acordes a los descubrimientos desarrollados en el último siglo, lo que se observa es que seguimos siendo, en la práctica, una sociedad medieval, oscurantista y retrógrada al momento de hablar de sexualidad responsable y enfermedades de trasmisión sexual. Evidentemente (valga la aclaración), me refiero solo al panorama latinoamericano, pues es la región donde he desarrollado la mayoría mis actividades laborales.
Sigue resultando un tema de mitos y tabúes e incluso un motivo de vergüenza para la mayoría de los ciudadanos, describir, con palabras exactas la realidad a la que nos estamos enfrentando. Parece que después de 40 años del descubrimiento del VIH, por mencionar un ejemplo, los hallazgos y la implementación de los conocimientos derivados de éstos años de estudio, no han resultado suficientes para que exista una buena y real educación sexual, para que, desde el seno de las familias se pueda hablar sin miedos sobre sexualidad responsable, para destapar y eliminar esas barreras mentales, esos dogmas religiosos y sociales alrededor de un tema que, debería ser de completa normalidad educativa basada en evidencia científica y por ende, generar conocimiento, conciencia, respeto y resultados favorables respecto a la disminución de contagios y transmisibilidad. Y que, por el contrario no sea la pornografía a través de internet o redes sociales el acceso a información distorsionada, errada y exposición del morbo.
Es que al hablar de ITS o enfermedades de transmisión sexual, pareciera casi inevitable sólo pensar en dos cosas:
VIH/SIDA – como si de la única infección o enfermedad se tratara.
Las personas jóvenes de la comunidad LGBTI.
Como si se tratase de un pensamiento automático, enquistado en el subconsciente que traslada de manera inmediata la imagen mental a ambos factores.- Cuando a la luz del conocimiento se trata de un enorme error.
Resulta llamativo qué, según el último estudio de la OMS en el Instituto Catalán de Oncología y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, revela que “casi uno de cada tres hombres mayores de 15 años en todo el mundo está afectado con al menos una variante del virus papiloma humano genital (VPH)”, convirtiéndose en la infección de transmisión sexual más extendida.
Pero más sorprendente aún resulta, según el estudio escocés y británico realizado por la revista Sexually Transmitted Infections:
“La incidencia de ITS entre personas mayores de 40 años está aumentando. Constituyó aproximadamente el 7% de las nuevas ITS en Inglaterra en 2018 en personas de 45 a 64 años. La mitad de los hombres heterosexuales con un nuevo diagnóstico de VIH tenían más de 45 años, mientras que la mitad de las mujeres con un nuevo diagnóstico de VIH tenían más de 39 años. Poco se sabe sobre el contexto social de la transmisión de ITS en este grupo de edad”. (1) Siendo este un grupo de edad de nacidos en una generación antes del 2000 que plantea más interrogantes que respuestas en cuanto que está sucediendo en nuestra sociedad actual con la sexualidad.
Estos datos demuestran que las dos aseveraciones dogmáticas más comunes alrededor de éste tema son completamente falsas.
Ahora, la situación actual en Colombia según cifras oficiales, durante el año 2022, es alarmante, hubo un incremento del 14.6% en casos de nuevos contagios para VIH durante el año 2022; es decir, a diario Colombia reportó 55 personas contagiadas de VIH durante el 2022 según El Instituto Nacional de Salud.
Por su parte el panorama sobre el VPH, también muestra cifras preocupantes. El mayor porcentaje de seguimiento histórico se realiza a mujeres por la incidencia directa de éste virus hacia el cáncer de cuello uterino, pero el incremento generalizado de trasmisión tanto en mujeres como en hombres, éstos asociados también a cáncer de pene y de conducto anal y, más inverosímil aún el aumento de la incidencia de carcinomas escamocelulares de faringe y cavidad oral por causa del propio VPH, pareciera indefectiblemente que gana terreno día a día éste virus.
Éste panorama es, cuando menos, HORROSO. Pero quiero llamar la atención sobre dos variables importantes y puntuales al respecto:
Los gobiernos, todos; han fallado en las políticas públicas de salud sexual. Mientras, se siguen solapando, creando tabúes y mitos medievales alrededor de éste tema y usándolo como propaganda mediática y propagandística, que solo busca atraer votos de grupos específicos de manera intencional pero que, al final, no atacan la raíz del problema y la propagación sigue sin control alguno. No existen verdaderas y contundentes medidas de prevención y, mucho menos de control, contra la transmisión cada vez más alarmantes de ITS. La familia como primera institución de la sociedad ha fallado en hablar y tocar éstos temas de manera abierta, responsable y eficaz con base a evidencias científicas que permitan crear conciencia en los adolescentes y futuros adultos jóvenes respecto al tema; es que parece que llega a resultar ofensivo siquiera mencionarlo en una sociedad mayoritariamente dominada por preceptos dogmáticos religiosos que en nada contribuyen con la realidad.
Los poderosos movimientos LGTBI alrededor del mundo, se han enfocado en propaganda política de acceso y manejo de círculos de influencia, más no de promover una sexualidad sana, segura y responsable sobre las enfermedades de transmisión sexual, en ideologización basada en imposición más propio del desenfreno de moda, que en educación sexual basada en prevención y evidencia científica.
Si bien los gobiernos han tomado acciones para atender y destinado recursos para el manejo de ésta problemática social, los esfuerzos parecieran no ser suficientes o más bien, precisos, para enfocar y enfrentar el problema.
Entonces, ¿Qué está fallando? ¿Dónde está la brecha entre los esfuerzos que se hacen y lo que sucede? Es cierto que los gobiernos tienen la responsabilidad frente fenómeno; pero ¿es esta responsabilidad únicamente de éstos? ¿O, también será, un tema de responsabilidad Personal e Individual? Para nadie es un secreto que en la actualidad están de moda prácticas sexuales, entre muchas otras, como el tener sexo sin preservativo o denominado en otros ambientes como “Bugchasing”: la peligrosa moda de contraer VIH intencionadamente buscando el “subidón” de adrenalina. Acaso, ¿es esto razonable?
Y no, no estoy ni satanizando la libre práctica del sexo en todas sus formas posibles, ni muchísimo menos, culpabilizando a la población personas seropositivas (VIH Positivas) por la situación de transmisibilidad actual.
Esto es, ante todo, un llamado a la conciencia real y profunda de manera individual, a mirar la realidad de un fenómeno que socialmente pareciera, querer ocultarse bajo el tapete y, un llamado de atención serio a los gobiernos a dejar sus ridículos discursos llenos de disimulos y tomar medidas contundentes frente a éste tema tan delicado de salud pública, dado que, lo que en principio se trata de una elección personal, al final, degenera en la enorme problemática social que requiere intervención estatal, destinación de recursos y atención desde todos los frentes de la sociedad. Lo más llamativo aún es qué, a 40 años de descubierto el VIH, por ponerlo como ejemplo, estadísticamente, la situación sigue igual o peor que antes, preventiva y epidemiológicamente hablando. Si bien a la fecha nadie tiene una formula exacta para controlar, atajar ni mucho menos erradicar éste sombrío panorama que nos arropa, insisto en que algunas medidas concretas reales y efectivas, pudieran ser:
Cátedra y campañas de educación sexual obligatoria por parte de los gobiernos, basadas en evidencias científicas, sin tabúes ni contaminación dogmática alguna a todos los niveles sociodemográficos de la población.
Testeos masivos de detección de ITS, para focalización y atención inmediata a casos positivos.
Acceso y universalidad a tratamientos retrovirales como PEP, PrEp y preservativos.
Acceso y universalidad a vacunas Anti y Contra diferentes virus de transmisión sexual tanto en mujeres como hombres, desde temprana edad.
Mientras tanto, este sombrío panorama sigue siendo realmente preocupante, así que, todos a cuidarnos conscientemente y ser agentes del cambio que se requiere para tratar de mejorar esta realidad.
Esta y otras noticias en nuestro canal de Telegram TFPOficial; siguenos tambien por Instagram thefreedompost_