La Casa Blanca anunció que impondrá aranceles de hasta 245 % sobre las importaciones provenientes del gigante asiático.
La medida busca frenar los intentos del régimen comunista de Pekín de manipular el comercio internacional a su favor y perjudicar la industria estadounidense.
De acuerdo con una hoja informativa publicada la noche del martes, la administración del presidente Joe Biden justificó la decisión como una respuesta a las acciones de represalia impulsadas por el gobierno chino.
“China ahora enfrenta hasta un 245% de arancel sobre sus exportaciones a Estados Unidos como resultado de sus acciones de represalia”, señala el documento oficial.
Este nuevo paso refleja una política más agresiva por parte de Washington en la defensa de su soberanía económica, en medio de las continuas prácticas desleales por parte de China, que incluyen subsidios estatales encubiertos, robo de propiedad intelectual y presiones políticas en mercados clave.
El incremento arancelario representa un fuerte mensaje hacia Xi Jinping: Estados Unidos no está dispuesto a ceder terreno ante una potencia que busca distorsionar las reglas del juego global.
Los sectores industriales estadounidenses, particularmente los más vulnerables a la competencia desleal, podrían ver un alivio tras años de desequilibrios comerciales.
Mientras tanto, expertos en comercio exterior aseguran que esta decisión podría escalar las tensiones entre ambas potencias, pero también podría sentar un precedente importante para restaurar el equilibrio en el comercio internacional.
Desde el Congreso, legisladores republicanos han aplaudido la medida como un “acto necesario para defender los empleos y la producción nacional”, mientras que algunos sectores demócratas aún mantienen una posición ambigua frente a la creciente presión sobre Pekín.
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