Neoyorquinos huyen a suburbios ante temor por posible victoria de Mamdani en la Alcaldía

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Nueva York atraviesa una nueva oleada de incertidumbre política y económica que ha reavivado viejos temores entre los residentes más acomodados de la Gran Manzana. Con el candidato progresista Zohran Mamdani liderando la contienda por la Alcaldía, cientos de familias neoyorquinas están abandonando la ciudad rumbo a los suburbios de Connecticut y el condado de Westchester, en busca de tranquilidad, estabilidad fiscal y una sensación de seguridad que sienten amenazada.

La escena recuerda al éxodo vivido durante los primeros meses de la pandemia. En apenas días, las consultas inmobiliarias se multiplicaron y los agentes reportan un frenesí de ventas que pocos anticipaban para esta época del año. Joy Metalios, agente de la reconocida firma Houlihan Lawrence en Greenwich, Connecticut, asegura que no da abasto con la cantidad de llamadas. “He recibido más de una docena de consultas por día. Todos mencionan lo mismo: el miedo a lo que pueda venir si gana Mamdani”, comentó.

En esa exclusiva zona, las propiedades desaparecen en cuestión de horas. Casas valoradas en millones de dólares se venden por encima del precio de lista y en efectivo. Una residencia colonial de cinco habitaciones en Old Forge Road fue listada en 2,39 millones y terminó vendiéndose por casi 3 millones en solo semanas. “No he tenido un día libre en semanas”, confesó Metalios, cuyo equipo ya supera los 260 millones de dólares en transacciones este año.

El fenómeno no se limita a Connecticut. En Westchester, el matrimonio de corredores Zach y Heather Harrison, de la firma Compass, describió una competencia desbordada: una casa en Scarsdale atrajo 75 visitas y 24 ofertas en apenas tres días, cerrando más de 700.000 dólares por encima del precio inicial. “Es incluso más loco que durante el COVID”, relató Heather.

Las estadísticas confirman el auge. Según OneKey MLS, los contratos de viviendas unifamiliares por encima del millón de dólares aumentaron un 15% entre agosto y octubre, mientras las propiedades superiores a 5 millones se dispararon un 225%. Los corredores coinciden en que la incertidumbre política es un factor clave en el repunte.

Los temores de los compradores giran en torno a aumentos de impuestos, medidas de control de alquileres y políticas redistributivas que Mamdani ha propuesto, entre ellas un impuesto adicional del 2% a las grandes fortunas y un posible congelamiento de alquileres. “Muchos mencionan los impuestos y la seguridad pública como sus principales preocupaciones”, dijo Zach Harrison. “Una gran ventaja de Westchester es que la mayoría de los pueblos no tiene impuesto sobre la renta residencial”.

En Manhattan, agentes de Douglas Elliman también reportan clientes congelando operaciones o pidiendo descuentos por “riesgo Mamdani”. “Uno de mis compradores suspendió su búsqueda; teme que los valores inmobiliarios caigan un 20% tras las elecciones”, confesó el agente Keyan Sanai.

Frances Katzen, de la misma firma, aseguró que la elite financiera está revaluando sus inversiones ante el panorama político. “Hay mucha emoción en todo esto. La gente teme que los cambios sean profundos y afecten sus patrimonios”, dijo.

El temor no solo impulsa compras; también ha reactivado los alquileres temporales. En Southport, Connecticut, Libby McKinney Tritschler de William Raveis describió un interés inusitado en propiedades de lujo. Su listado de 12 millones de dólares en Willow Street ha recibido más visitas en tres semanas que en todo un trimestre pre-pandemia. “Se siente como al inicio del COVID. Hay rumores sobre la elección neoyorquina, y muchos creen que si Mamdani gana, el éxodo será real”, aseguró.

Más allá de la coyuntura electoral, los expertos coinciden en que la crisis de confianza en la ciudad se ha venido gestando por años, entre altos impuestos, costos de vida desbordados y la percepción de inseguridad. Pero la posibilidad de un giro político más radical ha sido la chispa que encendió el pánico.

“Mucho de esto tiene que ver con la seguridad y con el deseo de criar a los hijos fuera de la ciudad”, concluyó Metalios. “La gente quiere estabilidad, y en este momento, no sienten que Nueva York pueda ofrecérsela”.

Así, entre el vértigo del mercado y la tensión política, Nueva York revive un viejo dilema: ¿seguir apostando por la ciudad que nunca duerme o buscar refugio en los suburbios donde, por ahora, reina la calma?

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